Piden reforzar protección de rutas sagradas wixárika y frenar saqueo de peyote

La diputada local Roxanna Hernández Ramírez presentó un Punto de Acuerdo para exhortar a diversas autoridades a continuar con la protección de las rutas de peregrinación y sitios sagrados del pueblo indígena wixárika, como el Cerro El Quemado, ubicado en la reserva estatal del paisaje cultural Huiricuta.
El exhorto fue dirigido al Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) y al Instituto de Desarrollo Humano y Social de los Pueblos y Comunidades Indígenas del Estado (INDEPI), con base en el Decreto que declaró como Área Natural Protegida el territorio sagrado de Wirikuta. Esta zona comprende los municipios de Catorce, Villa de la Paz, Matehuala, Villa de Guadalupe, Charcas y Villa de Ramos.
Asimismo, la legisladora solicitó la intervención de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana estatal y federal, para que en coordinación con la Guardia Civil Estatal y la Guardia Nacional, mantengan operativos de vigilancia que prevengan la extracción ilegal de especies endémicas, en especial el peyote, que es fundamental para la espiritualidad y cultura del pueblo wixárika.
Wirikuta representa una de las rutas ceremoniales más importantes para los pueblos indígenas del Gran Nayar, quienes recorren más de 550 kilómetros desde sus comunidades en los estados de Jalisco, Nayarit y Durango, hasta los desiertos de Zacatecas y San Luis Potosí. El sitio es considerado por el pueblo huichol como el lugar donde inició la creación del mundo.
A pesar de su valor cultural y natural, Wirikuta ha estado bajo constante amenaza por concesiones mineras. De las 72 autorizadas entre 1982 y 2009, 35 pertenecen a la empresa Minera Real Bonanza, subsidiaria de la multinacional canadiense First Majestic Silver Corp, de las cuales 22 están dentro del área sagrada. También se encuentra la empresa Revolution Resources con proyectos similares.
Ante esta situación, la comunidad wixárika, organizaciones civiles y ambientalistas han manifestado su rechazo, y exigen la cancelación de dichas concesiones para evitar daños irreversibles al ecosistema y a su patrimonio espiritual.
El peyote o *híkuri*, así como el águila real —emblema nacional y especie prioritaria en programas de conservación—, forman parte de la riqueza natural de este territorio, el cual fue reconocido en 1988 por la UNESCO como parte de la Red Mundial de Sitios Sagrados Naturales.
Finalmente, Hernández Ramírez reiteró que permitir la explotación minera, el turismo descontrolado o el saqueo del peyote pone en riesgo la integridad ecológica y cultural de uno de los patrimonios más valiosos de México.